viernes, 22 de enero de 2010

Collados y los caridairos del Santo Niño


22 kilómetros lo separan de Cuenca. Antes hay que pasar por Mariana primero y luego Sotos. Curveando y bajando alguna que otra hondonada, aparece Collados. Campos de mimbre y cereal lo rodean llenando de color estos meses atrás el paisaje.
Pocos habitantes sí, sobre todo en el invierno, aunque los que hay se sienten muy a gusto en su hogar. Una preciosa espadaña triangular anuncia la iglesia del pueblo, dedicada a la Inmaculada Concepción, que es un pequeño templo de planta rectangular de mampostería y fuertes esquinales de sillería, con un atrio lateral 'encantador', único por estas tierras del Campichuelo, de sabor popular.
En el pueblo se venera al Santo Niño. No es una celebración festiva de multitudes pero sí es entrañable para todos, los que aquí viven y quienes regresan en estas fechas desde otros lugares.
El tercer domingo de enero es su día. Por la mañana se asistía a la Misa y a la posterior procesión del Santo Niño. En la tarde, los 'caridairos' entregaban en la puerta del Ayuntamiento La Caridad, previa bendición por el párroco, unos rollos de pan bendito anisado, que 'a palo seco' o mojados con vino dulce o seco, eran degustados en tal lugar inicialmente. "Lo pagamos quienes el año pasado ofrecimos ser caridairos".
Hubo momentos para la charla y también para la rifa del Rosco del Santo Niño, esta última, y con lo que con ella se consiga, servirá para ayudar al pago de los gastos de la fiesta y lo que sobre será destinado “para el Santo Niño en la Parroquia…”, me dicen.
La tarde iba declinando. Los caridairos entonces, recogieron los rollos y las garrafas de vino sobrantes, para repartirlos por determinadas casas en donde se harían los tradicionales mojaos.
En el salón del Ayuntamiento, algunas personas mayores me contaban que la celebración del Santo Niño ya no es lo que era antes. "Antes era fiesta el día y la noche, y era común la frase de que en la fiesta el Santo Niño no dormía…”

No hay comentarios: