También estuvo en la Misa previa y luego en el Vía Crucis por las calles del barrio San Antón, el Obispo de Cuenca, con los sacerdotes de la Parroquia de la Virgen de la Luz, hermoso templo del más puro rococó, lugar donde se realizó la ceremonia religiosa y también sede de la Hermandad del Amarrado a la Columna, obra de Marco Pérez.La tarde había estado un tanto despacible con chubascos intermitentes, que no parecía presagiar un desarrollo tranquilo de este acto, con tanto 'calado', no solo entre aquellos que pertenecen a la Hermandad de "Nuestro Padre Jesús amarrado a la columna", sino entre los muchos miembros de las restantes cofradías y fieles en general.
La figura del "Amarrado" sin el sayón que la acompaña en la procesión del Jueves Santo, hizo su camino, hasta lo más alto del barrio, parando en las diferentes 'estaciones' preparadas con anterioridad con una serie de pequeñas cruces de madera, que por cierto alguien se ocupó de hacer desaparecer para así fastidiar.

Mucha gente marchaba detrás de la figura del Nazareno, llevado en andas por los hombros de los banceros y por hermanos de la cofradía. La estrechez y lo empinado de las calles no fue obstáculo para el directo ir y volver del Vía Crucis, que escuchaba en cada 'parada' las palabras de una persona y el comentario del señor obispo.En la XIII estación, Maite fué la encargada de esta lectura.
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